Monday 26 November 2007

AL ABORDAJEE!!!


Pero allí nadie abordó nada.

Atónito, el capitán se dio la vuelta desde el mascarón de proa, a donde se había encaramado para dirigir la mejor estrategia conquistadora jamás pensada. A su lado, el oficial de mando y el contramaestre alargaban sus brazos hacia el infinito, ansiosos de alcanzar el objetivo que durante tanto tiempo se habían fijado.

-AL ABORDAJEEE!!- Repitió el Capitán

Un par de cabezas se levantaron entonces para escudriñarle e intentar averiguar qué es lo que pasaba y qué es lo que quería, pero eso fue todo. El resto de la tripulación seguía inmersa como cada día en sus obligaciones diarias que tan bien y con tanta diligencia efectuaban. Unos marineros fregaban la cubierta, el cocinero preparaba el guiso del día, los grumetes ascendían por los mástiles para preparar las velas, pero nadie seguía al capitán y sus oficiales en sus acalorados ímpetus conquistadores.

¿Os suena?

Cuantas veces en las empresas nos hemos reunido los responsables sabedores de que, aunque las cosas van bien, no se puede vivir siempre en alta mar y que alguna vez tendremos que pisar nuevas tierras, conocer nuevos puertos o abordar nuevos barcos de los que extraer riquezas con las que rellenar nuestras cada vez más exiguas despensas.

Para ello, estudiamos cuidadosamente la competencia, su estrategia y sus mensajes; el mercado, sus tendencias, cuotas y potencial; el consumidor, su recorrido, gustos, insights, poder de compra…; la economía, la inflación, su crecimiento, sus predicciones… Y por fin…”¡Eureka! Hemos dado con él!”

Como un tesoro escondido en medio de un millar de islotes, ahí aparece, brillante, el camino. Ese posicionamiento único, esa nueva línea de negocio, ese pequeño nicho millonario, ese servicio que responde textualmente al demandado por los consumidores y que milagrosamente nadie ha percibido todavía y que se nos presenta en bandeja para hacernos dueño de él y llevarlo cual bandera izado en el mástil más alto de nuestra flota.

Entonces hacemos un cambio de look total, la ocasión no merece menos. Contratamos a los mejores consultores y refrescamos nuestro logo, haciéndolo más brillante, más atractivo, más revelador que nunca. Y, por fin, salimos a la calle. ¡Ay! No, espera, nos hemos olvidado de un pequeño detalle: “Los empleados, hay que decírselo”, y entonces organizamos una reunión de dos horas en un hotel, preparamos bollitos y cafés, que un día es un día, y apiñamos a toda la empresa para comunicarles la buena nueva.

A menudo, el primer escollo es “el claim”. Es perfecto, que conste, pero ha de ser global, por lo que quizás sea un poco impronunciable. Ahí va: “A partir de ahora nos llamaremos Fernández & LRD WASX, y nuestro claim (que ahora os explicaremos, ya veréis que bueno), será: "Acknowledging Leveraged Performance”.

Empiezan a verse las primeras caras que intentan disimular no sólo que no saben qué significa, sino que ya renuncian directamente a intentar entenderlo. Comienzan a consultar sus relojes, impacientes por ir a terminar lo que quedaron en mandarle al cliente y dejarse de tantas tonterías y pérdidas de tiempo. Lo siguiente es una estrategia de lanzamiento de nueva imagen corporativa y posicionamiento que sólo existe cara a las reuniones de internacional y en esos anuncios en la prensa especializada que pretendemos que alguien se crea.

(A veces me pregunto qué pasará si se cumplen las predicciones y al final nos terminan por comprar los chinos ¿Cómo nos llamaremos? Fernández & Chan Yong Hou y nuestro claim será algo así como Fan Quie Huang Gua. Que en realidad significa “tomates y pepinillos”, pero que para el caso dará igual ya que, como ocurre ahora con el inglés, más de 4/5 de la población no entenderán nunca qué significa.)

A menudo son las empresas pequeñas donde con más entusiasmo se trabaja, todo el mundo está al tanto de todo, la gente es una piña, y es un barco en el que todo el mundo rema en la misma dirección, aunque haya un capitán que de vez en cuando tire del timón hacia la derecha y grite: “Por ahí!!!”. ¿Y eso por qué? Precisamente porque al ser más pequeñas, la información fluye y el intercambio de ideas y conocimiento también.

En las grandes compañías (y la verdad, también en las medianas), a menudo las personas pasan a ser números. Números a los que se les pide que sumen y resten, dividan y multipliquen, pero que se prefiere que no piensen, que simplemente obedezcan lo que deciden los de arriba, que al fin y al cabo son “los que saben”.

Se les intenta inculcar los nuevos rumbos con calzador, cuando, al no haber sido informados ni de las necesidades imperiosas de generarlo, ni del porqué de la elección, y lo más grave, al no haberles hecho partícipe del proceso, simplemente les suena demasiado lejano y demasiado banal para aplicarlo.

El conocimiento (y aquí evito explícitamente la palabra “opinión”) de todos y cada uno de nosotros es importante en cualquier periodo del negocio y más a la hora de fijar un nuevo rumbo. La persona más junior de la empresa puede aportar un halo de luz sobre un parte del negocio y resultar ser clave.

Ahora, decirlo es muy fácil, ¿cómo hacerlo cuando hablamos de cientos o miles de personas?

Las nuevas tecnologías juegan aquí un papel esencial. Hoy en día existen técnicas de comunicación interna que consiguen llevar esto a cabo con la máxima rigurosidad. Es importante hacer un esfuerzo por conocerlas y aplicarlas.

Básicamente, se han de ha de tener en cuenta tres puntos fundamentales: información, participación y compensación.

Se debe informar desde el principio del porqué del movimiento y sobre todo, de en qué les afecta a ellos directamente, cualquier información debe ser relevante para el receptor. Lo siguiente, es hacer partícipe del proceso a la gente desde la fase I, recogiendo sus ideas, opiniones, experiencia, y por qué, no su visión. Nunca sabes en qué ostra se puede encontrar la perla más grande.

Existen varias fórmulas para hacer esto, desde las más sencillas como una encuesta para que la gente participe (cuyos resultados deben ser publicados y utilizados), a concursos por equipos que premien la mejor idea, o equipos estructurados en pirámides de abajo arriba de los que se vayan extrayendo poco las conclusiones de toda la empresa. Y algo esencial: hay que dejar bien claro que esa información es tenida en cuenta y que aquellos que han aportado algo clave, tienen su recompensa. No sólo de manera económica y/o profesional, que es clave, sino también personal, mediante el reconocimiento público por su esfuerzo y resultados.

Las personas son personas, y espera que se las trate como tales. Es más, sólo cuando así lo perciben se puede extraer lo mejor de ellas. La tripulación de un barco necesita estar informada, debe saber a dónde va, cuándo va a abordar otro barco o a conquistar nuevas tierras, cómo se va a hacer y cuál es su papel y colaboración en todo ello.

Los conquistadores tenían que estar muy motivados para cruzar océanos, arriesgarse a morir de escorbuto, de hambre o atravesados por una lanza. Normalmente se les daba parte del botín y de las tierras aprehendidas a cambio de que se jugasen la vida. Pero también sabían que, si lograban algo extraordinario, se contarían grandes historias sobre sus hazañas. A menudo esto último era lo que más les motivaba y por eso escribían largos diarios que relataban sus logros en todo detalle. A esto se le llama realización personal y no en pocas ocasiones está por encima de la económica y profesional.

Hoy en día ¿Qué les damos a nuestros equipos a cambio de que levanten las cabezas de sus teclados, vayan más allá del día a día y pasen a ser parte activa de nuestras estrategias de conquista? ¿Una palmadita en la espalda? Es increíble, pero a veces ni eso.

Sólo cuando nuestra gente se sienta parte clave de la estrategia y pueda soñar con la recompensa de sus esfuerzos excepcionales, podremos conseguir que salten a tierra cual resortes a la voz de “Al Abordaje”, dispuestos a dar lo máximo de sí mismos para el éxito de una empresa, que, al fin y al cabo, es también la suya.

5 comments:

Anonymous said...

100% Preciso

...la vida en la empresa es exactamente como la describes...la mayoría de las direcciones de las empresas en la era del conocimiento desperdiciamos (por subestimarlo) el talento de los empleados y ellos nos la devuelven no implicandose en los nuevos proyectos.

Moises Robles Gener
Director de Proyectos / Responsable de Calidad
AGAEX Informatica
http://www.agaex.com
Sevilla

Anonymous said...

Quisiera destacar dos frases en el artículo:

a- Comienzan a consultar sus relojes, impacientes por ir a terminar lo que quedaron en mandarle al cliente y dejarse de tantas tonterías y pérdidas de tiempo.

b- ¿Qué les damos a nuestros equipos a cambio de que levanten las cabezas de sus teclados, vayan más allá del día a día y pasen a ser parte activa de nuestras estrategias de conquista?

Hemos de ser conscientes que en muchas empresas que llevan muchos años funcionando, la complejidad de los procesos es muy grande (ojala hubiera presupuesto para rediseñarlos). Esto lleva que el “día a día” ocupe el 100% del tiempo útil de muchos de sus trabajadores.

Ante esto hay varias opciones:
1) Pedirles que hagan horas extras para el abordaje. ¿Remuneradas o Compensables?. ¿Durante cuanto tiempo?. ¿Vida familiar?. etc.. Si son compensables, ¿cuando podrán compensarlas si ya van al 100%?
2) Hacerles olvidar el “día a día” y que se dediquen al abordaje. ¿Estarán conformes el resto de departamentos, y los clientes?.
3) Dedicar un equipo nuevo al abordaje.

Muchas veces se opta por la tercera opción, y cuando ya está en marcha el nuevo proyecto se pasa su “día a día” a los que ya hacían “día a día” (esto se llama “Pasar el Marrón”), i el equipo de abordaje se dedica al siguiente proyecto. En fin, desmotivación total de los que llevan el indispensable “día a día” i que además no salen en ninguna foto. Esta desmotivación puede llevarnos a tener que retroceder a nuestras naves, por muy exitoso que haya sido el ataque.

Como veis el tema es realmente complicado, ya sin entrar en los problemas de comunicación que Marta expone.

Miquel Torné Pibernat
LA CAIXA
http://www.lacaixa.es
Comentario adjuntado desde ICTnet.es

Marta Esteban said...

Una retirada a tiempo es mejor que una terrible derrota, por lo que si no se está preparado, lo mejor es no abordar nada, como muy bien dices.

Muchas gracias Miquel por tu comentario, tan interesante y veraz como la vida misma. Desde luego es un tema complejo pero sigo pensando que hay puntos clave, que tú también percibes.

Aunque en el artículo intento plasmar, más que el nuevo negocio,los fracasos del lanzamiento de una nueva imagen corporativa, posicionamiento y estrategia de empresa sin contar con los empleados y la importancia de la comunicación interna bidireccional como elemento esencial del éxito del mismo, tocas un tema muy interesante el del nuevo negocio, que pensaba incluso tratar esta semana y recoger opiniones al respecto.

Sea cual sea la estructura de la compañía para abordarlo, lo que no puede faltar en ningún caso es que cada persona tenga claro cuál es su rol principal y en base a qué parámetros se le va a evaluar a final de año. Si esto se cumple, no tendría por qué quejarse. Cada equipo tiene que tener sus prioridades, sean "el día a día" o "el abordaje" y cualquier dualidad en este sentido puede llevar a los problemas que mencionas.

Pero también hay que pensar que el nuevo negocio se puede crear de dos formas:

1) Abordando naves: acciones activas de la empresa o de los empleados en su tiempo de trabajo

2) Encontrando un tesoro: el boca-oreja (según los últimos estudios lo más efectivo en marketing, y que se extiende por miles de canales y gratis). De poco sirve que una empresa se gaste millones y millones en imagen si los clientes, y en lo que nos concierne, sus empleados, echan pestes sobre la misma. Siempre prevalecerá esto último. Y unos empleados motivados que crean en su empresa, pueden convertirse en su mejor publicidad allí donde vayan, lo mismo que cuando tenemos clientes satisfechos. Incluso existen técnicas para darles excusas y facilidades para hacerlo.

Pero para que nuestros empleados no duden en recomendar de manera espontánea su compañía, atrayendo tanto a clientes como a futuros empleados con talento a la compañía, han de sentirla como suya y eso sólo se puede conseguir haciéndoles partícipes de su trayectoria y teniendo para con ellos una involucración emocional, que va incluso más allá de lo profesional, con beneficios sociales, o familiares.. Parece una tontería, pero 100 ó 2000 personas sinceramente recomendando un servicio o producto tiene un poder incalculable. Herbalife International que desde 1989 ha pasado de estar en 9 países a 65, se basa en esta premisa.Y desde luego, que el que consigue clientes de manera demostrable, sea remunerado.

Respecto a las estructuras, depende del negocio. Pero se me ocurre por ejemplo que haya un equipo comercial dedicado a "abrir puertas" y que sean los equipos de cuentas los que vayan rotando en la elaboración de las propuestas. Así todos todos pueden "salir en la foto". Tendrán que tener bien claro que además de su día a día tendrán tienen que asumir regularmente una propuesta de nuevo negocio, que en caso de ganarse pasaría a ser una cuenta propia y vendría acompañada de un incentivo.

Un abrazo

Marta

Anonymous said...

El tema de la rotación que mencionas es clave para el éxito. En efecto un empleado sabe que durante unos meses lleva el nada gratificante “día a día” pero que durante otros podrá hacer uso de su creatividad, y el que esta puede ser recompensada, aunque solo sea emocionalmente, es muy importante.

Para que pueda hacerse efectiva esta técnica de rotación es indispensable que el conocimiento de las tareas que desempeña en el “día a día” no esté en la persona sino en el sistema. En caso contrario, cuando traspasa estas tareas a otra persona, se producen deficiencias e incumplimientos que pueden dar mala imagen a la compañía.

Para que el conocimiento esté en el sistema y no en la persona es necesario que la empresa haya dedicado esfuerzos en implantar un sistema de Workflow para tareas internas o de BPM mas enfocado al exterior, acompañado de un buen y ágil sistema de documentación para las poco frecuentes. Así cuando a un empleado le toque el periodo de “día a día” no sentirá la frustración del desconocimiento de las tareas asignadas, y su creatividad en este tiempo se irá acumulando con vistas al futuro.


Miquel Torné Pibernat
LA CAIXA
http://www.lacaixa.es
Comentario adjuntado desde ICTnet.es

Marta Esteban said...

Efectivamente, eso ayuda a la eficacia y optimiza sin duda el tiempo empleado, aunque también es verdad como bien sabrás que al final también depende del perfil de las personas que tengamos. Los hay con inquietudes y los hay que simplemente quieren hacer lo mismo, ya que lo diferente les estresa demasiado... El talento del líder es saber buscarles el hueco que mejor se adapte a cada uno de ellos y más beneficie a la compañía..